PANADEROS PIDEN A LA RAE QUE QUITE EL REFRÁN "PAN CON PAN, COMIDA DE TONTOS"



De haber vivido Robert Ripley, el creador del mundialmente famoso Créase o no, el periódico estadounidense que publicaba hechos, cosas o dichos curiosos en el mundo, se hubiera hecho una panzada con los panaderos españoles que hoy le están pidiendo a la Real Academia Española (RAE) y al Instituto Cervantes que eliminen de sus obras de referencia el refrán "pan con pan, comida de tontos".

Sí, aunque usted no lo crea. Y si no, preguntémosle al maestro panadero catalán Francesc Massana, que lidera esta misión de acoso y derribo del refrán en cuestión: "El refrán "pan con pan, comida de tontos" no dignifica un oficio muy sacrificado. Con esta campaña queremos reivindicar el pan artesano, darle visibilidad, que se hable de él y que la gente acuda a las panaderías".

Para justificar la exigencia a la RAE de que expulse de sus diccionarios al pernicioso refrán que atenta contra la industria panadera, los panaderos explican en una carta que presentarán ante la Academia el próximo 25 de mayo, junto con una barra de pan francés recién horneado, que "según los datos del Ministerio de Agricultura, en los últimos 10 años el sector de la panadería artesana ha perdido un 20% de cuota de mercado, provocando así que los panaderos artesanos vendan un 47 % menos que hace una década".

Ante el inminente inicio de hostilidades entre los panaderos y el refrán que amenaza la supervivencia de las tostadas, no es para nada improbable que en cualquier momento el conflicto se extienda a otras regiones de la economía española.

Por ejemplo, la textil, donde el refrán "Aunque la mona se vista de seda..." podría abrir dos frentes, a cual más peligroso: el de los fabricantes de telas y el de los animalistas, que ya tienen sobre sus cabezas la amenaza de otro refrán no menos conflictivo:"A caballo regalado no se le miran los dientes", que. además, involucraría a los odontólogos, lo que podría derivar en una contienda global de impredecibles consecuencias.

Tal y como están las cosas, es de esperar que la RAE y el Instituto Cervantes medien con éxito en el conflicto para asegurar la paz entre los maestros de pala y el refranero popular y garantice la estabilidad en las mesas de los españoles.

Quizá, con un simple "al pan, pan y al vino, vino", los académicos pongan a cada cosa en su lugar y los panaderos entiendan que hacer el ridículo no sólo no les aporta ningún beneficio; sino que, además, los muestra como la última parte del refrán.

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