Escribe Nobel Clemar Passaglia *
Procesada por el delito de asociación ilícita, pero amagando con candidatearse a no se sabe qué (sólo en Argentina es posible presentarse a un cargo público estando procesado), Cristina Kirchner dio otra "exclusiva" a C5N, el canal que Cristóbal López compró por indicación de la ex presidente (y de la que se sospecha que es la verdadera propietaria) mientras evadía 8000 millones de pesos al fisco.
Esta vez, los entrevistadores fueron sus fervientes admiradores Roberto Navarro, Gustavo Sylvestre, Víctor Hugo Morales y la ex azafata y Gran Hermano Daniela Ballester. Un muy dedicado equipo de "periodistas militantes" al que la ex presidente recibió en su bunker del barrio de Congreso, donde el cuarteto de oro recibió de la anfitriona más de una indicación respecto de lo que se podía o no se podía preguntar, cuándo y cómo hacerlo y hasta algún mimo cuando las preguntas la favorecían más de lo que ella misma esperaba. Por caso, el que ligó Víctor Hugo Morales cuando curioseó acerca de qué tenía pensado hacer para "abatir la tristeza que había expresado sentir por la situación del país" y a lo que ella respondió con un dulce "Qué divino, me encanta", mohín incluido.
Como era de esperarse, los cuatro del cinco se esmeraron en hacerla quedar bien, dejando de lado el obligado rigor periodístico, algo que para ellos es chino mandarín. Sin pasarle ni cerca al tema de las corruptelas de su gobierno y con preguntas tipo de-qué-color-era-el-caballo-blanco-de-San-Martín, los "tenaces" entrevistadores se deshicieron en comentarios introductorios de aprobación garantizada, conclusiones al gusto de la entrevistada y un adornado catálogo de palos al Gobierno para dejársela picando en el área chica. Todo en un inciensado ambiente de Té de Beneficencia para que la dueña de casa pudiera soltar a sus anchas sus kilométricas peroratas, sin que nadie osase interrumpirla, como se los dejaría bien marcado, por si acaso, entre sorbo y sorbo de agua mineral.
De cuando en cuando, y como para que ningún atrevido sentado frente a la tele se les descolgara con el viejo y conocido "estaba todo preparado", se mandaban alguna que otra pregunta más o menos "contrera", pero hasta ahí nomás; no fuera cosa que la dueña del búnker se fastidiara y los echara del Patria.
Pero no había riesgos. En términos futboleros, el resultado de ese encuentro estaba cantado. Ya se sabía quién se llevaría los tres puntos.
En un arco, la ex presidente con sus monotonías repetidas in extremis en las redes sociales con las que lanza sus flechas envenenadas contra el paisano de Cambiemos que le quitó el poder. En el otro, el Dream Team de C5N con Sylvestre de capitán, que no sólo no pateó un solo tiro al arco en todo el cotejo (y eso que tenía flancos débiles de sobra en la defensa contraria (¿contraria?) como para atacar y golear: causas judiciales, Lázaro Báez, hoteles testaferrados y un largo y ancho etc.), sino que dejó avanzar a la impredecible candidata hasta que ésta, sin nadie que la marque, convirtió de palomita el tanto de la victoria: "Si es necesario para dar más votos, seré candidata". Tome usted.
Del desarrollo del encuentro, poco para comentar. Navarro con su obsecuencia de siempre, haciéndole notar a su lideresa que afuera estaba su hinchada alentándola, la Gran Hermano devenida en periodista tocándola poco y nada y el relator uruguayo con su dibujada sonrisa complaciente ante cada sílaba pronunciada por su admirada. Lo que se dice una buena tarde de "periodismo militante". Y de oprobio para el verdadero periodismo.
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