Cuando a mediados del siglo pasado la NBC lanzaba las primeras emisiones de televisión del mundo, su presidente anunció: "La radio ha muerto, viva la televisión". Y no era para andar discutiéndoselo. El hombre comandaba la más grande y antigua cadena de radiodifusión de Estados Unidos. Algo sabía del asunto. Pero, por suerte, no sólo se equivocó, sino que la condenada a muerte sigue hoy, a más de sesenta años de aquella sentencia, gozando de una salud de hierro.
Elio Passaglia, en todos sus cierres de programa por más de cuarenta años y hasta su muerte: "La radio no morirá nunca porque es la vida misma".
No las tuvo fáciles, claro. Los avances tecnológicos y sus efectos en la sociedad obligaron a la radio a ir adaptándose a esos avances. En desventaja casi siempre, porque la potencia de la televisión e Internet, con sus cada vez más asombrosos recursos, la ponen contra las cuerdas a cada minuto. Pero aun así, y a pesar de haber tenido que renunciar a su liderazgo de antaño, el formato radiofónico original nunca perdió su magia. Quizá, entre otras razones, porque es el único medio de comunicación que permite a las personas hacer otras cosas al mismo tiempo. Y con un plus que otros medios jamás podrán alcanzar: la fuerza de la imaginación.
En el Día Mundial de la Radio, 13 de febrero, proclamado por la Unesco el 19 de octubre de 2011 en conmemoración de la creación de la Radio de las Naciones Unidas, en 1946, todos los medios televisivos y digitales del mundo alzaron sus copas para brindar por la vida y la salud de su hermana mayor: la radio. Y no hubo periodista, sea del medio que fuere, radial, televisivo, digital o gráfico que no haya celebrado este día con marcada emoción en la voz y hasta con alguna lágrima asomando en la mirada.
Afortunadamente, aquella sentencia de muerte pronunciada por el presidente de la NBC no se cumplió. Y es fácil entender por qué: la radio es la vida misma. ¡Viva la radio!
En el Día Mundial de la Radio, 13 de febrero, proclamado por la Unesco el 19 de octubre de 2011 en conmemoración de la creación de la Radio de las Naciones Unidas, en 1946, todos los medios televisivos y digitales del mundo alzaron sus copas para brindar por la vida y la salud de su hermana mayor: la radio. Y no hubo periodista, sea del medio que fuere, radial, televisivo, digital o gráfico que no haya celebrado este día con marcada emoción en la voz y hasta con alguna lágrima asomando en la mirada.
Afortunadamente, aquella sentencia de muerte pronunciada por el presidente de la NBC no se cumplió. Y es fácil entender por qué: la radio es la vida misma. ¡Viva la radio!
¡Viva la radio!!!
ResponderEliminarEn la Argentina supimos tener hasta la década de los 80 una de las mejores radios del mundo. Hoy dan vergüenza ajena. Slds.
ResponderEliminarNobel querido, qué gusto poder volver a leerte, maestro. Siempre les digo a los colegas, cuando se chusmea de periodistas, que tu pluma es un lujo pa la vista. Espero que podamos vernos pronto. Un gran abrazo a la distancia.
ResponderEliminarVasco