MISA MORTAL



Cerca de 400 mil personas en un predio con capacidad para 150 mil, una seguridad casi inexistente que dejó pasar desde bengalas hasta botellas de vidrio con alcohol, latas de cerveza y quién sabe qué más, entre otras irregularidades que está investigando la Fiscalía, fueron el desencadenante de un descontrol que terminó con dos muertos y trece heridos.

Lo que los seguidores del Indio Solari llaman la "misa ricotera" y que tiene sobrados antecedentes de desmanes en cada presentación a cielo abierto del músico, reunió en Olavarría una multitud de fans que casi cuadruplicó la cantidad de habitantes de la ciudad donde la antigua banda de Solari (Patricio Rey y los Redonditos de Ricota) ya había sido prohibida en 1997, cuando las autoridades municipales decidieron no autorizar un recital porque, según el intendente, "la ciudad no estaba preparada para recibir a tanta gente y garantizar la seguridad".

Esta vez, sin que esas condiciones hayan cambiado y con el añadido de algunos ingredientes nada saludables como, entre otros, el desacierto en la relación de efectivos policiales asignados al control externo y la cantidad de personas que llegaban al recital, el municipio decidió habilitar el predio La Colmena para que se diera el concierto. Un concierto en el que a la "mística" que rodea a la banda se sumaba ahora un componente nuevo: el temor de los fans de que éste fuera el último recital de su ídolo, puesto que el músico padece de Parkinson y en las filas de los ricoteros se habla de que no volvería a tocar en público.

Para los "feligreses" de la "misa ricotera", volver al lugar donde su "sacerdote" había sido prohibido hacía una veintena de años, tenía un cierto sabor a venganza. Pero resultó mal. Y todo lo que pudo haber sido una fiesta rockera terminó en tragedia. Ahora quedará en manos de la Justicia determinar las causas de esas muertes y decidir si hubo responsabilidades penales o no, y qué cuota, si las hubiere, le corresponde a cada uno: organizadores del recital, autoridades que habilitaron los permisos para la presentación y fuerzas policiales que tenían la obligación de proveer seguridad.

Pero la polémica acerca de por qué pasó lo que pasó, tiene varios frentes. Uno -acaso el más áspero- es que el músico especula con la corriente que genera en sus seguidores esa suerte de "misterio" alrededor de su figura y que su único interés es el económico, permitiendo la venta de entradas por encima de las capacidades del lugar, sin importarle las consecuencias -en este caso, trágicas- de lo que esa "mística" que él mismo se ocupa de fogonear con sus mensajes "crípticos" (que muchos entienden que no son otra cosa que "partes doctrinarios" dirigidos a sus fieles para su propio interés económico o ideológico), pueda acarrear para sus muchos miles de seguidores; entre los que no son pocos los fanáticos desbordados que ponen en riesgo sus vidas y la de los que van cerca suyo en esas peregrinaciones al lugar donde su "sacerdote" decida dar la "misa".

Conocedores del entorno cercano del músico señalan que Solari era consciente de los riesgos y aun así no empleó todos los recursos a su alcance para asegurar que las condiciones de su presentación fueran las adecuadas; y que eso lo hace también responsable de lo ocurrido, habida cuenta de que con su experiencia en el oficio podía haber intervenido en la organización para corregir fallas y prevenir incidentes.

Y no son pocos los que sostienen -incluidos algunos de sus colegas- que lo único que le importa al músico es que su "mística" bien elaborada atraiga a cuanta gente sea posible, con el único propósito de engordar la taquilla. Y se preguntan por qué no presenta sus recitales en estadios de fútbol, donde la seguridad de la gente está mejor cubierta no sólo en el el campo y las tribunas, sino también en las puertas de acceso y salida.

Como sea, ahora es turno de lamentar la muerte de dos personas y exigir a la Justicia que determine las responsabilidades penales o civiles de cada uno de los que participaron en la organización y puesta en escena del recital; y de hacer que los artistas, sus productores y todos los que intervengan en la realización de espectáculos de convocatoria multitudinaria, empiecen a tomar conciencia, de una vez por todas, de los riesgos de hacer las cosas sin arreglo a las ordenanzas y sin respeto por el público que "dicen" admirar.

Mientras tanto, desde su página oficial de Facebook, el músico emitió un comunicado en el que se ataca a los medios: "Una vez más, de forma irresponsable y mezquina los medios están vendiendo pescado podrido. Por favor, no crean en todo lo que se dice". Como siempre, matar al mensajero es lo primero. Después se verá.

2 comentarios :

  1. El indio es un kircherista asqueroso que roba aca y vive en Estados Unidos. Porque no hace los recitales en River? Porque no le conviene, asi junta mucha gente de un toque y no le importa nada de la seguridad de la gente que va, es un falso.

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  2. El Indio Solari es un mentiroso al que le gusta la guita y nada mas. Se hace el monje y el revolucionario pero es todo verso. No tengo nada contra los que lo siguen pero a ver si se avivan alguna vez.

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