UNA CLASE MAGISTRAL DE PERIODISMO



La cena de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca de este año, en la que se hizo un homenaje a la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos y a la libertad de prensa como fundamentos de la democracia, tuvo como invitados estrella a Robert "Bob" Woodward y Carl Bernstein, los periodistas de The Washington Post que investigaron, en 1972, el caso Watergate, el mayor escándalo de corrupción y abuso de poder en la historia política estadounidense. 

Ante un auditorio al que no asistió el presidente Donald Trump, con lo que la Casa Blanca quebró una costumbre que se mantiene desde 1924, los dos ganadores del premio Pulitzer por la investigación periodística que obligó a dimitir al presidente Richard Nixon, el único presidente que renunció a su cargo en la historia estadounidense, dieron una clase magistral de periodismo.

A su turno, Bernstein dijo que "el secretismo del gobierno siempre ha sido el enemigo de la prensa; pero cuando se juntan secretismo y mentiras, el desafío es colosal. Hay que seguir la pista del dinero, sí, pero también la de las mentiras. La verdad está, sobre todo, en el contexto y los matices. Para conseguirla, hay que cultivar las fuentes, volver a ellas una y otra vez, no prejuzgar a nadie por su ideología, publicar sólo lo probado y entender que somos sólo reporteros, no jueces ni legisladores".

Por su parte, Woodward hizo una extensa y precisa descripción del proceso de búsqueda de testimonios y evidencias que él y Bernstein siguieron para destapar el Watergate. Desde cómo obtuvieron la lista de empleados que trabajaron para Nixon en la campaña electoral de 1972 (que Bernstein consiguió de una ex novia suya), hasta el paciente y perseverante trabajo que hicieron para obtener los testimonios, visitando casa por casa a cada una de las personas de la lista. 

"Con frecuencia el reporterismo tiene que ser muy agresivo y constante para conseguir resultados", sostuvo; para remarcar luego: "Los responsables del (Washington) Post nos hicieron el impagable regalo de dejarnos el tiempo necesario para investigar cada pista, a cada persona que pudiera saber algo, por insignificante que pareciese".

El varias veces galardonado reportero también hizo referencia a los métodos y técnicas que los periodistas de hoy aplican para hacer sus investigaciones, no sin cierta crítica: "La impaciencia y la velocidad de internet pueden neutralizar la herramienta más importante del periodismo, que es el tiempo necesario para investigar y hablar con las fuentes", dijo. 

Al cierre de su discurso, entre el aplauso largamente sostenido de sus colegas, el coautor, junto a Carl Bernstein, de Todos los hombres del presidente, el libro que inspiró la película homónima, parafraseó al director del Washington Post, Ben Bradley, para decir que "cuanto más busquen la verdad los medios, más ofendidos se sentirán los que quieren ocultarla".

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